Deseo conocer mi pekeña alma opaca.
Necesito conversar en sesiones consensuadas,
sentir su inkietante entremés de cine mudo,
y ver, cómo sencillamente,
santificaba todos los problemas
con el don de la templanza.
Me gustaría fosilizar esas pinceladas de algodón.
Preciso su aire cristalino.
En cada mota de mi realidad
se hospeda su interna armonía de Aurora boreal.
Mi sino es su bondad,
mi referencia su memoria.
Siento indiferencia a la guadaña.
«A mi abuela»