Exijo mucho a mis queridos.
Kiero k destapen el deseo mudo y consentido
k alberga en mis adentros trastornados.
Les obligo al perfecto teatro
en cada fracción cotidiana…
quiero k me den la vuelta cuando duerma…
k fabriquen mis sueños…
k me acurruquen cual ángel
tras el error caprichoso.
Sus fallos, por contrario,
los maximizo sin clemencia.
No consiento k no acierten
con mi frustrado sentimiento interno…
k ronda matutina y vagamente,
y k ya todos sabemos,
es muy egoísta.